Ha sido realizado conjuntamente por talleres de nuestra asociación combinando cerámica y forja
La inauguración oficial tuvo lugar el viernes 25 de febrero, en el marco de las actividades programadas en las vísperas del Día de Andalucía. Fue en el transcurso de un pequeño acto institucional desarrollado, al aire libre y con las pertinentes medidas de seguridad, al que asistieron autoridades, personas implicadas en la elaboración de la obra y representantes de los colectivos a los que se hace un guiño a modo de ánimo y agradecimiento.
Intervinieron la alcaldesa, Antonia Olivares, y el presidente de la Asociación de Artesanos, Pablo TITO, quienes se encargaron además de retirar la gran bandera de Andalucía que cubría el monumento, ayudados por el concejal de Comercio y Artesanías, José Luis Madueño.
La obra ha sido colocada en la avenida de Linares, en la zona de parque y paseo existente entre la residencia de mayores y el centro comercial. Un buen emplazamiento al tratarse de un punto muy transitado, un acceso a la ciudad y, además, un tramo que hay que recorrer para ir al hospital San Juan de la Cruz, donde se mira cara a cara la realidad de esta pandemia.
A finales de marzo del año pasado, inmersos ya en esta dura pandemia, Pepe Garrido Tiznajo propuso a nuestra Asociación la idea de realizar un monumento en honor a las víctimas del Covid-19, así como a todos los agentes implicados en paliar de una u otra manera, los efectos devastadores que el virus está ocasionado.
Esta iniciativa la trasladamos al Concejal de Artesanía y posteriormente a la Alcaldesa en el mes de mayo, aceptándola ambos de muy buen grado y dándonos el visto bueno para su realización. No dudaron en poner a nuestro alcance todo cuanto estuviera en su mano.
Este era un reto ilusionante para nosotros que nos brindaba, la posibilidad de realizar un gran trabajo en unión, colaboración y cooperación artesana y con él iniciar el 40 aniversario de la fundación de nuestra asociación. Y así, aprobado el diseño del monumento, los talleres implicados nos pusimos todos a una a trabajar intensamente durante varias semanas, aportando cada uno además de nuestro trabajo, la ilusión de crear algo que sirva para conmemorar la vida de quienes la perdieron, el esfuerzo de quienes se entregaron y el triunfo de quienes superaron esta dura batalla que está golpeando a la humanidad.
Juntos, mano a mano, hemos salvado todas las dificultades que un trabajo así ofrece, ya que el empeño merecía la pena, porque como os decía, todo lo hemos hecho por y para los que nos han dejado en este duro camino, los que han sufrido y siguen sufriendo y los que dedican su tiempo y sus días a mitigar esta situación, especialmente a los que lo hacen desde el anonimato, lejos de todo protagonismo.
La vista principal, como puede apreciarse, es un mosaico en cerámica verde. Este fondo de más de 200 piezas elaboradas en nuestros alfares, representa a las personas fallecidas y las enfermas. El color verde, en sus distintas tonalidades, es como todos sabéis, el color de la esperanza. No queremos recordar a los fallecidos solo con tristeza, debemos pensar que su muerte y dolor ayudarán al estudio de esta pandemia, por eso reivindicamos la esperanza, con el color de nuestra alfarería, que es también el de nuestra Andalucía.
Por encima de este mosaico, pero sin ocultarlo, están las huellas grabadas en barro de todas las personas y entidades que están luchando y trabajando, codo con codo, ante esta situación.
Las huellas, en terracota, hacen alusión a los orígenes del hombre, al fin y al cabo es de la madre tierra de donde surgen nuestras raíces, y nos da sustento y vida. Están cubiertas por una ligera pátina roja que simboliza la lucha y la sangre: el dolor que está suponiendo este duro episodio.
Por encima del mosaico y de las huellas, observamos la silueta en hierro forjado de una persona de grandes dimensiones con la mano hacia el cielo, tratando de no soltar a los que se han ido. Ella atesora de nuevo la esperanza, pero también el amor y el recuerdo por los que se marcharon. El material elegido es el hierro forjado, de larga tradición en Úbeda, por su durabilidad y fortaleza, tanta como la especie humana y origen también de la tierra. Unimos hierro y barro, unimos fragilidad y fuerza.
En el reverso del monumento se puede leer el texto de agradecimiento a todas las personas a quienes está dedicado. «El pueblo de Úbeda en recuerdo a las víctimas de la Covid-19 y en agradecimiento al personal sanitario, fuerzas y cuerpos de seguridad, científicos, protección civil y voluntariado no gubernamental, servicios públicos municipales esenciales, agricultores, empleados de tiendas, supermercados, transportistas… y en especial a nuestros niños y mayores».
El monolito está coronado con una interpretación artística del escudo de Úbeda, realizado en hierro y barro. Se sitúa por encima de todo pues nos representa a todos sin excepción y es el símbolo que nos abriga y cuida a todos cuantos hemos tenido la suerte de ser y pertenecer a esta asombrosa ciudad, asomada a las aguas del Guadalquivir.
Todo el conjunto está pensado para que pueda ser tocado, (cuando todo esto acabe), desde el más profundo sentimiento, respeto, y cariño, para que de esta forma los ubetenses y foráneos puedan conectarse con todos aquellos que aquí quedan representados: mujeres y hombres anónimos que han pasado a formar parte de la memoria colectiva de nuestro mundo.
Fotografías: Alberto Román, Inmaculada Cejudo y Antonio Pérez